Demian trabaja en una
fundición en un pueblo perdido cerca de Girona. Su trabajo tan rutinario y su
soledad le hacen recordar su pasado: su infancia oscura, sus problemas
familiares, las palizas de su padre y peleas con su madre... Recuerda que donde
él se sentía realmente a salvo de todos los problemas que le rodeaban era junto
al lado de la chimenea, reconfortado con el calor del fuego.
Su relación con el fuego siempre ha sido muy curiosa: de
pequeño, aquel confort, y de mayor, su contacto día a día con él en el trabajo,
con aquel gran espectáculo de llamas y material incandescente.
Demian acabará llegando a la conclusión que el fuego es su
debilidad, y bajo el control del ser humano, es un bonito ritual. Sin darse
cuenta convertirá en un pirómano peligroso y lo que él encuentra espectacular,
el resto de la gente lo encontrará una terrible desgracia. Esta es la historia de
la decadencia de Demian, que de un humilde trabajador se convertirá en un
enfermo mental.
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